Un artista de nacimiento

Valeria García

Una conversación con Sigfredo Chacón, artista plástico

Un artista de nacimiento

Sigfredo Chacón es un artista multifacético con más de cuarenta años de trayectoria. El también músico y diseñador gráfico considera que el arte es algo con lo que se nace aunque se exprese en distintas formas.

Diseñador gráfico, artista plástico o músico aficionado. Sigfredo Chacón es todas esas cosas, pero él probablemente preferiría describirse como creador. Al visitar su taller, lo primero que llama la atención es un olor a incienso mezclado con pintura fresca, una combinación extraña que sin embargo no desagrada. Es un espacio amplio, sumamente luminoso y ordenado, todo tiene su lugar incluyendo las pinturas que guarda en un gran estante en cajas plásticas. El taller es para Chacón un sitio especial, donde pasa más de 10 horas al día, que se encuentra anexado a la casa que comparte con su esposa, sus tres hijos y diversas mascotas.

Sigfredo Chacón, de padres apureños, nació el 13 de mayo de 1950 en Caracas. El arte fue algo natural en él. “Yo de pequeño  disfrutaba más sentado solo en una mesa pintando que con treinta amigos jugando pelota. Al final me fastidiaba y me preguntaba cuál era la gracia de estar corriendo toda la tarde tras una pelota aguantando calor”, afirma el pintor. Su naturaleza tranquila esconde los rasgos inquisitivos e irreverentes que lo llevarán a formar parte de la «ruptura estética de la vanguardia venezolana», según Milagros Bello en su obra «Lineamientos de las artes plásticas de los ochenta: la ruptura estética».

La infancia de Chacón pasó entre dibujos y discos. Le gustaba sentarse con su papá a disfrutar de música clásica. “Había colecciones de discos de pasta que traían ilustraciones, textos y fotografías, eran una especie de libros musicales. Yo me crie entre esos discos”. En una entrevista con la revista Sala de Espera el artista revela que ya a los cinco años ilustraba los poemas de uno de sus primos Alfredo Chacón, entonces de 17 años.

A los 13 años empieza su formación formal en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas Cristóbal Rojas, de la cual se retira. Chacón estaba en desacuerdo con la idea, que expresaban sus profesores de que ellos eran artistas los fines de semanas y pensaba que no tenía sentido estudiar algo que no iba a poder ejercer. Es el año 1966 y Humberto Jaimes Sánchez, quien había sido su profesor en la Escuela de artes, es el director del Instituto de Diseño Neumman (primer instituto de diseño gráfico en el país y el tercero en Sudamérica). Chacón, quien no sabía qué era el diseño gráfico, después de conversar con Jaimes Sánchez decidió matricularse en el Instituto Neumman.

Sigfredo Chacón: diseñador gráfico

Para esa época en el Instituto de Diseño Neumman daban clases algunos de los pintores y diseñadores gráficos más influyentes en el país como Gego, Gerd Leufert y Nedo, M.F. La relación de Chacón con estos artistas fue muy cercana y entabló amistades que perduraron aun después de que finalizara sus estudios en 1970. “Gego fue mi profesora pero yo no fui un buen alumno honestamente. Teníamos que estudiar estructuras tridimensionales. Era una materia muy difícil, y yo no entendía para qué. Sin embargo ella me llevaba a almorzar a su casa los viernes, yo fui amigo de Gego”. De estos maestros a los que les agradece haberlo aceptado como igual, Chacón aprendió más sobre arte fuera del salón que sentado en un pupitre.

“El diseño gráfico como oficio yo lo aprendí cuando me fui a Inglaterra a estudiar en el Chelsea School of Art”. En esta declaración este diseñador gráfico vuelve sobre una idea que ya ha mencionado antes: el diseño gráfico es un oficio mientras que las artes plásticas, para Chacón, es una obsesión. Con un aire didáctico explica que el diseño gráfico es utilitario, tiene una función. “Las artes plásticas es una especie de lujo yo estoy aquí en mi estudio, viene alguien que quiere tener una obra y la compra”. Chacón se ríe, incrédulo, como si no terminara de comprender su éxito y luego añade que el proceso es nada menos que un milagro.

De su tiempo estudiando en Londres, en el Chelsea School of Art, el artista plástico tiene muchos recuerdos que lo marcaron, como sus visitas a ver dibujos de Leonardo Da Vinci en la National Gallery (la Galería Nacional de Londres es el principal museo de arte de esa ciudad inglesa). Su tutor en el Chelsea School of Art fue Edward Wright. “Fue el gran maestro que yo tuve”. Animadamente, utilizando las manos, Chacón cuenta la historia de Edward Wright,“Él era una persona increíble y un personaje muy importante en Inglaterra”. Wright, de raíces latinas, fue diseñador gráfico, artista, poeta y profesor. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como voluntario con el ejército inglés traduciendo claves para los servicios de inteligencia británicos. La facilidad con la que Chacón se relacionaba con sus profesores no se vio afectada por la distancia ni por el nuevo idioma, para él Edward Wright se convirtió en parte de su familia.

Sigfredo Chacón: músico aficionado y melómano

La faceta menos conocida de este artista es la musical, pero eso no le resta importancia. “La música es un complemento de mi trabajo”. Como todo melómano, escuchar música es una de sus actividades favoritas y sus gustos varían desde la música clásica que escuchaba con su papá hasta el blues y el rock. “Me interesa la música como elemento caligráfico, me interesaba entender el lenguaje musical”. La oportunidad de aprender a leer partituras surgió durante las clases de guitarra del menor de sus hijos. “El profesor de mi hijo me recomendó comprar una batería, dijo que tenía oído”.

Para Chacón es difícil separar la música de su trabajo como artista plástico ya que para él son maneras distintas de expresarse pero “la creación es una”. A través de YouTube ha ido comparando lo que la creatividad significa para distintos pintores, músicos, bailarines, etc. “La mejor definición de creatividad que he encontrado es de un torero. Crear es la cosa mágica y todos lo que se acerquen a ella terminan en una sola definición”.

Sigfredo Chacón: artista                                    

“Yo creo que la inspiración no existe. Trabajo todos los días tres o cuatro horas. Hasta que no tengo la idea lo suficientemente clara yo no trabajo”. Sigfredo Chacón se acerca al arte desde un punto de vista bastante metódico. Tanto así que el mismo artista relaciona su método de trabajo con el proceso de ensamblaje de carros. El también artista plástico Eugenio Espinoza observa que “el carácter expresivo de la obra de Chacón está en la acumulación de capas pictóricas que evidencian su proceso de construcción”. Chacón, quien tiene fama de neurótico y que admite que le gusta llevarle la contraria a los demás, siempre busca renovar su trabajo porque “pintar el mismo cuadro por cuarenta años sería sumamente fastidioso”. Miguel Miguel, curador de arte y graduado del Instituto Neumman, afirma que “en momentos en que no pocos predican la muerte de la pintura, la obra de Chacón reivindica el quehacer pictórico”

Al mirar atrás, en su trayectoria hay una exposición a la que le tiene especial cariño. La exposición CCS –10 / Arte venezolano actual, realizada en 1993 en la Galería de Arte Nacional. Álvaro Sotillo, con quien estudió en el Instituto Neumman, fue el curador de la exposición y el responsable de convocar a diez de los artistas más notables del arte contemporáneo venezolano. Junto a Chacón expusieron Sammy Cucher, Eugenio Espinoza, José Gabriel Fernández, Héctor Fuenmayor, José Antonio Hernández-Diez, Oscar Machado, Roberto Obregón, Meyer Vaisman y Alfred Wenemoser. Los artistas pasaron un mes trabajando contiguamente en la exposición y según Chacón lograron crear una energía muy interesante. Para el curador de arte Miguel Miguel esta fue una exhibición ejemplar y  de carácter pionero.

Chacón nunca se planteó si quería o no dedicarse al arte: “uno no decide ser artista, el artista nació así”. Para alguien que habla de las artes plásticas como una obsesión es natural que se vea el arte como un gen, algo a lo que no se le puede escapar. Siempre honesto admite que no le da suficiente valor a sus trabajos ya realizados y señalando a un lienzo vacío dice que eso es lo que le atrae. Una de sus series más recientes que no ha sido exhibida se llama Berlin Painting y es producto de una visita a los campos de concentración alemanes. La visita fue una experiencia fuerte para el artista quien al volver investigó sobre lo que le sucedió a las minorías (judíos y gitanos principalmente) en esos campos. En su obra asocia las alambradas de púa que rodeaban los campos con las cercas eléctricas que abundan aquí. “Vivimos confinados en pequeños guetos”. Berlin Painting no es sólo un intento de exorcizar esa experiencia en un campo de concentración. “También es un homenaje a Edward Wright, por su papel en la lucha contra los nazis y para darle las gracias… por todo.”

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